La infección vaginal a repetición es motivo frecuente de consulta y se convierte en un verdadero reto para el médico tratante. Parecieran agotarse las opciones cuando tenemos una paciente que después de varios ciclos de tratamientos con óvulos y cremas vaginales regresa refiriendo que tras cortos períodos de mejoría ha vuelto a presentar los síntomas de prurito, irritación y secreción vaginal.
Con el uso del láser ginecológico para otras patologías como la incontinencia urinaria y la atrofia vulvovaginal, nos encontramos de forma sorpresiva, que aquellas pacientes que se sometieron a estos tratamientos y que además, padecían de infecciones vaginales recurrentes, de repente referían que éstas mejoraban de forma notable.
El efecto del láser vaginal favorece la regeneración del epitelio con el consiguiente restablecimiento de la flora y el cambio en el pH vaginal que redundará en el reforzamiento de los mecanismos de defensa local.
Si bien es cierto que los tratamientos convencionales y las medidas higiénico sanitarias de prevención continúan siendo una opción válida, el uso del láser ginecológico ofrece una alternativa que pudiera mejorar de forma ostensible el difícil manejo de estas pacientes.
Así pues, el láser en ginecología viene a insertarse de forma novedosa y perfectamente compatible con otros tratamientos con el fin de optimizar los resultados y mejorar de forma significativa la calidad de vida de estas pacientes.